Considerar los distintos movimientos que hemos mantenido a lo largo de nuestra historia interna, como algo visible, algo consistente, una forma de flujo físico y tangible; me conduce a estimar la verdadera realidad de nuestra valía.
Sería necesario pararse, sólo un instante; vernos con la objetividad necesaria, sin dejar de ser lo irracionales que disfrutamos siendo. En este sentido o espacio, es donde nos hemos venido moviendo y de él hemos extraído enseñanzas poderosas; pero, sobre todo, hemos experimentado la magia de la humanidad, el espíritu de la amistad, la esencia del amor.
Si bien, observamos como nos tratan de separar las actuales circunstancias, nos vemos, por encima de sus deseos, ausentes de los miedos, fortalecidos en el conocimiento de nuestra unión; no caben sus soterradas amenazas, en la fina red que hemos venido tejiendo a lo largo de los años.
Reconocernos en las personas que éramos y la evolución que hemos realizado, hasta el momento en que nos encontramos; sería poner en valor no sólo las acciones llevadas a cabo, sino también, cada uno de los segundos que se acomodaron a ellas; de los que también disfrutamos y en los que dimos rienda suelta a la improvisación, la creación, la vida, nuestras propias personas. Pero, detrás de todo esto, la importancia del sentirse en grupo; esa sensación difícil de encontrar en la sociedad que nos rodea y que nos hace ser únicos.
Se hace innecesaria la mención a las propias acciones, cuando se contempla, desde fuera, el resultado de haberlas vivido compartiendo. Para todo esto, tenemos que coincidir, que cada una de las personas de este grupo, ha sido indispensable e insustituible.
En los momentos que atravesamos, se hace necesario afianzarse en las ideas que nos unen; pero sobre las propias ideas, es vital que busquemos bajo la piel, el ser humano que somos cada una de nosotras y lo que nos hace vibrar con el resto de las personas de dentro y fuera del grupo.
Ahora mismo nos niegan la mayor, el contacto; cuando somos, por nuestra mamífera esencia, seres de proximidad. Que ocultan tras sus torpes medidas? Somos conscientes de que no se pueden encarcelar los sueños, ni la rebeldía de la primavera, ni el beso o el abrazo.
Seguid en el camino, en la cresta de la ola, en el escarpado perfil a que se nos obliga…
Seremos lo que queremos ser y no importa si la magia es invisible a los ojos de la mayoría. La energía se mueve rápida, las cosas cambian, está en su naturaleza.
Este abrazo viudo por si mismo, recogido en este medio se crece, se RECREA; se multiplica abrazando a cada una de vosotras y abrazando abre el pecho, espacio para un corazón común y compartido.
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