En el original la palabra presunto aparece varias veces, lo he modificado porque hoy es un ASESINO, DANIEL JIMÉNEZ MARTÍNEZ ASESINO.
¿Sabes una cosa, asesino de mi hija? Mi hija era creyente, era, y ahora lo es más que nunca, de las mujeres del Jesús Nazareno. Mi hija como creyente tenía derecho al sacramento de la extremaunción y tu le usurpaste ese derecho, le usurpaste ese sacramento que todo cristiano anhela en la hora de su muerte. Se fue sola, sin el consuelo de una mano a la que agarrarse, sin una voz que la consolase; las últimas manos que tocaron su cuerpo fueron tus sucias y criminales manos, las últimas palabras que escuchó fueron las tuyas, no sé lo que puede decir un asesino antes de matar a su víctima; y ni tu compañía tuvo a la hora de morir, porque la dejaste abandonada desangrandose, como otros asesinos abandonan a los perros que atropellan y los dejan tirados en las cunetas desangrándose hasta morir. Por no hablar del derecho a la vida, ese que no respetaste, ese que despreciaste tratándose de una vida ajena, ese derecho que mi hija tenía por encima de ti, porque ese derecho se vuelve más derecho cuando quien lo ostenta es una persona de bien, y se vuelve despreciable cuando, como en tu caso, quien lo ostenta es una vil y deleznable "persona"
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