Sueño, es verdad,
con espacios de la
Roma romántica;
el verso de beso
lánguido,
más intuido que
vivido;
con el charol
destellando en la vista,
la noche es bella;
relampagueando
ignotas brisas vespertinas.
El alma acantilada,
asomada al nauseo
espectáculo
de una sociedad
mercantilizada,
metalizada de papel
moneda,
presa de la
hipocresía.
La ignorante
interrogante negligente;
es de ocio la
armadura
que arma blanca la
hendidura place,
crea la brecha
estrecha
en el pecho
deshecho.
Soy el polvo
malherido
en un rincón de
polvos maltrechos,
almacenado,
adocenado;
sobre telas de
araña.
Extrañas entrañas
expuestas,
la voz en hoz
cortante
y los ademanes que
sesgan
cielos y manos de
acero.
De la aguja al
pellejo
y el músculo grácil
conspicuo
retuerce sus fibras
sin molde;
la norma retuerce a
Napier,
se lleva el puente,
se lleva las aguas,
rompe en albas.
Sobre tu piel las
rosas,
sobre la miel canela
y al fondo, limón.
El abracadabra de tu
pintura
restalla el aire
descreído
sobre el brillo de
dientes blancos.
El santo grial
emerge
desde lo profundo,
desde el lugar
sagrado
donde tus piernas
juegan al sexo
con tu cuerpo.