A primera hora de la mañana, más de 20 activistas de Greenpeace han irrumpido en la descomunal fábrica de carne ultraprocesada de la empresa 'El Pozo' y bloqueado su acceso principal. Nuestro objetivo: exigir que dejen de contaminar diariamente las aguas con toneladas de nitratos procedentes de los purines de sus cerdos y de agravar la crisis climática con sus emisiones de gases de efecto invernadero.
Con mensajes como #MacrogranjasNO, moratoria ¡YA!, decenas de activistas y escaladores de Greenpeace han “tomado” distintas zonas de las instalaciones, para dejar en evidencia a la empresa que más se está beneficiando del destructivo negocio de las macrogranjas en España y pedir que se adopte ya una moratoria a la ganadería industrial.
Hemos tuneado uno de los murales principales en la sede que la empresa tiene en Murcia, donde se leía “El Pozo por el medio ambiente” y ahora se puede leer: “El Pozo mata el medioambiente”, ya que es la empresa cárnica con las macrogranjas más contaminantes de España:
Además, hemos solicitado una reunión para pedir a esta empresa que no abra nuevas macrogranjas ni amplíe las existentes —cuentan con unas 29 explotaciones propias y 700 integradas— y que desarrolle un plan de reducción del número de animales explotados, como única forma eficaz de reducir el brutal impacto ambiental de la marca.
Según la propia empresa manifestaba en 2018, sus líneas de producción procesan un millón y medio de kilos de carne al día, lo que supone un daño ambiental insostenible. Solo esta empresa facturó más de 1.200 millones de euros en 2020, siendo la empresa cárnica que más facturó este año. Según aseguraba en 2018 la familia Fuertes, a la que pertenece El Pozo, se encuentran entre las 40 empresas más ricas de España y entre los 25 principales productores cárnicos del mundo.
No podemos permitir que empresas como El Pozo sigan extendiendo sus tentáculos por todo el territorio español. Desde la ciudadanía ya hacemos esfuerzos para actuar con nuestra alimentación, apartando de nuestros platos los productos que provienen de macrogranjas, pero mientras tanto empresarios como el Sr. Fuertes, que factura más de mil millones de euros al año, se hacen multimillonarios a costa de envenenar el agua y comprometer la salud del planeta.
En un contexto de crisis ambiental planetaria, es más necesario que nunca una moratoria a la ganadería industrial. Desde que en Greenpeace lanzamos nuestra campaña contra las macrogranjas, ya se han logrado las primeras moratorias regionales y denegaciones de permisos para futuras macrogranjas. Contigo a nuestro lado, podemos dar un paso más y conseguir la moratoria estatal a la ganadería industrial.
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