Hola Antonia ¿cómo estás? Que pregunta más tonta ¿verdad?
Imagino que en el plano donde habitas se estará mejor que aquí, pero ello no quiere decir que tú estés mejor, imagino tú rabia, tú dolor, imagino que, como todas, te duele nuestro dolor más que el tuyo propio.
Imagino que ver a tu hija ¡tu única hija! sumida en la rabia, la impotencia y en ese dolor eterno que nada calma, imagino que te debe doler aún en la eternidad.
Pero no la culpes, los vínculos entre madres e hijas son los más fuertes que existen, y a ella le arrebataron una parte de su alma.
Créeme Antonia, que de eso, desgraciadamente, yo también entiendo, y no se nos puede culpar por no saber vivir la vida sin vosotras.
Hoy es un día, si cabe, más triste que el resto, hoy es un triste aniversario, donde el dolor, la rabia, la ira, la impotencia se recrudecen.
Cinco años ya, Antonia, cinco años que no consiguen calmar el dolor.
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