Necesitamos salir
del lodo que nos engulle, el lodo que se ha adueñado de todo el
panorama social, de nuestra vida. Tenemos lodo en todos los rincones,
en todos los espacios, en todas las miradas, en los corazones.
La DANA es el pan
nuestro de cada día, aunque, a veces, veamos a través de tanta
desolación, de tanta inhumanidad; cómo los líderes sociales (me
refiero a los líderes políticos, religiosos, empresariales, etc.);
esos a los que no les puedes toser por menos de 4000 €/mes. Esos,
no se ven afectados por ninguna DANA, siendo parte del lodo que nos
atasca, no se paran a mirar a quienes arrastran a la destrucción,
por muy mayorías que puedan ser las mayorías, por mucho ser humano
que pierda su existencia en el camino, en mitad de su riada.
Hoy deberíamos de
establecer responsabilidades; quién edificó donde no debía?
Quienes dieron los permisos obligatorios para hacerlo? Quienes
roturaron indebidamente los campos?
Seguimos siendo la
peor de las plagas para el planeta que nos sustenta, que nos aguanta
desde hace unos miles de años. Si queremos dar a nuestra progenie
oportunidad de vivir, al menos, no ya como nosotros tuvimos el
privilegio de vivir; pero si en unas condiciones de vida dignas;
tendremos que soltar el lastre que arrastramos desde hace siglos.
Quitarnos de encima los señores feudales que aún hoy campan por sus
fueros, los avaros que consumen nuestras riquezas y dejan para otros
las miserias, los que nos llevan de la mano al matadero, los que
hacen de nuestra existencia una existencia de resignado rebaño.
Si seguimos en sus
manos, es porque nunca logramos soltarnos de sus cadenas, nunca
llegamos a vislumbrar lo que escondía la palabra LIBERTAD. Nunca
caminamos nuestros caminos, ni vivimos nuestras vidas, nunca elegimos
a nuestros representantes, sino a aquellos que nos colocaban como
tales, envueltos en el celofán de la mentira, ocultos en ese lodo
traicionero que nos asfixia, que nos atasca, que nos paraliza. Y si
no, porra; respuesta violenta al clamor del pueblo; si gritas
molestas, si callas, otorgas. El silencio nos hace más dóciles, nos
prepara mejor para el matadero.
Qué es eso del
cambio climático? Se dibujaba en las caras de mucho ilustre
cartagenero, el pasado día 20; sorprendidos por la presencia de unos
pocos chavales que se atrevieron a sacar sus reclamaciones a la
puerta del Ayuntamiento; tan sólo una concejala se dignó a aparecer
y quedarse el tiempo que le permitía la inminencia del pleno
semanal. Eso sí, la intimidación estaba servida, nada más
desplegar los primeros carteles; la policía local hizo acto de
presencia ante tamaña osadía. No, no les sienta bien a nuestros
gobernantes que su gente se atreva a denunciar que estamos al borde
de la extinción por su pésima gestión, por haberse vendido al
capitalismo depredador de la propia humanidad. Para eso si están las
fuerzas del orden; para perseguir a pacíficos manifestantes, para
que los cuerpos inanes que pasean su apatía por la plaza de nuestro
consistorio, se sientan protegidos. Salvemos a los borregos del
régimen!!
Y, menos mal, que no
tenemos la desgracia de tener unos cuerpos policiales excesivamente
rígidos en Cartagena. Lo que nunca comprenderé, es qué piensan en
las altas esferas, que es la democracia.
También reconozco
que algunos de los policías nacionales, han estado voluntariamente
en las labores de ayuda a los vecinos afectados por la DANA, claro
que si; merecen ser mencionados, merecen un aplauso por dar ese paso,
lo mismo que todas las personas que podíamos habernos quedado en
nuestras casas, lejos del barrizal, lejos de lo penoso que resultaba
ver las caras de quienes habían perdido parte de sus vidas.
Por eso, el Sr.
Tomás Olivo, ha obtenido los permisos correspondientes de nuestros
políticos municipales para poder construir en la Rambla de Benipila;
porque no hay lugares más seguros donde hacerlo. Precisamente en una
Cartagena que cada día se ve más despoblada. Más ladrillo. Y más
ladrillo también en Los Cuatro Picos, junto a la iglesia del Barrio
de la Concepción. Más ladrillo para minimizar un espacio con
árboles de gran porte; porque en Cartagena, como es bien sabido, nos
sobran los árboles. A pesar de que la urbanización que precedió a
la que ahora quieren hacer, no consiguiese vender todas las viviendas
y que las sobrantes pasaran a engordar las ya existentes en el SAREB.
Poco importa, las constructoras invierten en ladrillo y en colocar a
los políticos de turno que les favorecen en esa eterna huida a
ninguna parte. Eso sí, el planeta está a punto de despedirnos a
todos.
Así estamos, en
mitad del barrizal, nos llueven ladrillos, nos llueven asesinatos
machistas; a pesar de que la Violencia de Género, hay quienes se
atreven a ponerla en entredicho; casualmente, los que están
enladrillando la vida, son de esta opinión.
Ellos, se lo cargan,
nosotros callamos y nos consumimos. Los medios siempre al servicio
del ladrillo y de los que ladran desde sus escaños, desde los
escenarios en campaña, desde esos falsos olimpos en que se endiosan
frente al resto de los mortales. Pero ELLOS, también son mortales,
algún día les vomitaremos todo el lodo que nos han obligado a
tragar.
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