Pertenezco a un grupo senderista que se reúne para realizar excursiones por la naturaleza. Parajes cercanos a nuestra localidad, otras veces lugares casi olvidados donde parece que no pase el tiempo. No somos conscientes de ello hasta que nos topamos de frente con la cruda realidad. Gente que carece de servicios básicos y tiene que desplazarse largos trayectos para poder realizar actividades esenciales como comprar, ir a la escuela, al médico, etc.
En el mes de diciembre realizamos un periplo por tierras castellano-manchega. La España que se vacía, la España olvidada. Concretamente la provincia de Cuenca; Enguídanos, Chorreras del Gabriel y Garaballa, con su emblemático Monasterio de Tejeda como buque insignia.
Garaballa cuenta con tan solo 72 habitantes. Situado a orillas del rio Ojos de Moya, nos regala un entorno espectacular. Los habitantes de este pueblo son devotos de la Virgen de Tejeda, a la cual va unida su historia, y que consagra uno de sus monumentos arquitectónicos más importantes, el Santuario de Nuestra Señora de la Tejeda, formado por el convento de los Trinitarios Calzados y su pintoresca iglesia.
Para mí era una zona desconocida hasta entonces, pero de la que me llevé un grato recuerdo. Y es que cuando uno viaja, no solo descubre lugares increíbles, paisajes insólitos, gastronomía típica de la región, sino que también se lleva un poco de la historia de los pueblos y de sus gentes.
El Hotel monasterio de Tejeda (actualmente en reformas por ampliación), nos acogió una noche en sus estupendas instalaciones. Por la mañana la gerente del hotel, amablemente nos hizo una visita guiada por el hotel y monasterio, adentrándonos en la historia de la época de los Templarios y los monjes trinitarios, los cuales estuvieron viviendo en el monasterio, también utilizado como hospital en plena guerra civil.
En el pequeño bar del pueblo, que regentaba un matrimonio ya en edad de jubilación, me hice con un buen vino ecológico de la zona y un décimo de lotería del niño. Curiosamente conocían Yecla, por haber comprado los muebles de nuestro pueblo. Me interesé como docente por los niños que allí vivían, que como era de esperar, tenían que recorrer todos los días un largo trayecto para poder ir a la escuela.
Yo en ese mismo momento pensé; “De buena gana me quedaba aquí a vivir y a ejercer como docente en la escuela unitaria que antes sí existía”.
Me enamoró la paz que se respiraba, la gastronomía del lugar con platos típicos para entrar en calor y combatir el largo invierno, los siglos de historia que albergaba y por supuesto los paisajes casi invernales de agua y vegetación.
Si señores, es la España olvidada, la España que día tras día se vacía. Que antaño vivía de la ganadería y agricultura extensiva y ahora perece en gran parte por el olvido de la administración y la emigración forzosa de sus gentes. Esa España vacía si podría ser capaz de llevar a cabo una economía sostenible basada en la agricultura y ganadería. Pero le resulta casi imposible competir hoy en día con las grandes superficies intensivas que paradójicamente se encuentran en las zonas con menos recursos hídricos de España.
Esta web se reserva el derecho de suprimir, por cualquier razón y sin previo aviso, cualquier contenido generado en los espacios de participación en caso de que los mensajes incluyan insultos, mensajes racistas, sexistas... Tampoco se permitirán los ataques personales ni los comentarios que insistan en boicotear la labor informativa de la web, ni todos aquellos mensajes no relacionados con la noticia que se esté comentando. De no respetarse estas mínimas normas de participación este medio se verá obligado a prescindir de este foro, lamentándolo sinceramente por todos cuantos intervienen y hacen en todo momento un uso absolutamente cívico y respetuoso de la libertad de expresión.
No hay opiniones. Sé el primero en escribir.