Consumada la traición de ciertos partidos políticos a sus votantes, me pregunto a quienes representan estos señores. Hablo, claro está de la vergonzosa actuación de PP, C’s y psoe (en letras minúsculas por su escasa coherencia). Estos señores que gustan de calificarse constitucionalistas, olvidan la Constitución a la que se deben a las primeras de cambio. Es decir, en cuanto la banca les cambia la opinión. “Poderoso caballero...”; no estamos para chulerías de ésta índole, sobre todo, después de soportar una de las crisis más falsas de la historia de la humanidad. El capitalismo es lo que tiene, a pesar de sus infinitas perrerías a las clases más desfavorecidas, estas le siguen teniendo mucho cariño. Nos han enseñado el amor al dinero, por encima de todas las cosas, los mercaderes del templo, ha mucho que predican y ensalzan sus poderes; negados a pensar por nuestros propios medios, nos dejamos embaucar por los mercachifles que nos rodean. Todo se supedita al dinero, así, se otorga el poder a quien lo posee. Se le otorga porque compra nuestras conciencias (debería ir precedido por el prefijo “in”), manipula nuestros deseos, retuerce la democracia hasta hacerla una marioneta que manejar a su antojo. Las grandes fortunas siguen siendo como los pescadores en mares revueltas; pero además, es que son capaces de encrespar cualquier mar en calma. Para ello cuentan con los medios de difusión masivos. La prensa escrita, las televisiones, el cine, las redes sociales; todo, en manos de grandes poderes económicos. En la sombra, las grandes industrias petroquímicas; verdaderas artífices del panorama climático en que nos encontramos, verdaderas impulsoras de las masacres en medio mundo; todo por el poder económico. Esto nos está costando el único planeta habitable por el ser humano, el único conocido. Ellos, en su infinito poder y sabiduría y mayor soberbia; es posible que se estén construyendo un arca espacial, donde poder seguir existiendo, sin la peste que significamos la inmensa mayoría de la humanidad.
No obstante lo escrito, muchas de las personas que se preocupan por la realidad, seguirán confundidas, por las banderas, por las etiquetas, por los humos de una clase política que, en gran parte, son esbirros de estas macromafias económicas. El capital está a salvo, concentrado en muy pocas manos, el mejor espacio para controlarlo todo. Para los demás, queda el hambre, la guerra, la miseria, el sufrimiento. Grandes personas estos señores del poder económico; ya veréis como se postran ante ellos cualquiera de los gerifaltes políticos mundiales, sea cual sea su ideología. No se les puede toser sin riesgo de perder el cuello. Dense una vuelta por el Club Bilderberg, vean como mean gasolina de 98, como se permiten todo, todo y todo; porque pueden hacerlo. Para nosotros, los humildes mortales, quedan lo demás, sus migajas, por las que peleamos encarnizadamente, en ello nos va la vida; esa vida que a ellos, les sobra.
“Las calles serán siempre nuestras”, es un pretencioso eslogan que se vocea en las manifestaciones. En un planeta que pertenece a un 2% de la humanidad, las calles son de ese 2%, cualquier día nos encontramos con que no tenemos un suelo donde poner los pies.
Mientras tanto, aprovechando que se nos ve poco o nada, seguiremos en las calles, en algún lugar teníamos que estar. Seguiremos intentando informar y formar una idea distinta de la que nos obligan a comulgar a diario, de norte a sur y de este a oeste. Seguiremos luchando contra la ceguera que produce el capitalismo feroz, ahora precisamente, cuando tiene los días contados.
No consentimos la barbarie de éstos personajes encumbrados sobre las miserias de la gran mayoría de las personas que les sustentamos, nada les diferencia de cualquiera de nosotros, salvo las grandes cantidades de dinero que manejan, de las que disponen; sus opíparas vidas.
Ellos seguirán poniendo y quitando gobiernos a su antojo, nuestra vida les seguirá importando nada. Nos creemos libres, sobre todo los que vivimos en el “Primer Mundo”; obviando que sólo hay un mundo, que somos diversos y mucho más humanos que esos seres que pretenden ser más que nadie.
Consumada la pedorreta (PEPP), que nos hacen los gobiernos europeos a la ciudadanía, por mandato de sus superiores (La Banca). Consumada la burla en la Sede de la Soberanía Europea.
Nos quedan muchas calles por conquistar, muchas mentes a las que dar la vuelta, nos queda una ingente tarea de buscar y encontrar hermandad, solidaridad, cooperación, humanidad.
Nos quedan muchos motivos por los que seguir dando cabezazos al inmenso muro del capitalismo, nos jugamos la vida, la vida del planeta, el futuro de la humanidad. Si quieres llamame alarmista; pero ponte a caminar en alguna dirección, si tienes suerte, te permitirán subir a ese arca, o podrás ir de polizón en algún rincón, jugándote la vida, como siempre hemos hecho los de abajo.
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