Esta mañana multitud de personas han recorrido las calles de Molina, desde La Ermita hasta el Ayuntamiento, para exigir que recapaciten la decisión tomada y prohíba esta planta, que nunca se debió autorizar.
Al finalizar la manifestación se ha leído el manifiesto:
“Hola a todos, muchísimas gracias por estar hoy aquí, sois unos campeones… ¡Somos unos campeones! Y vamos a necesitar toda esta fuerza porque, como sabéis, nos enfrentamos a un problema muy serio. Y lo peor no es eso. Lo peor es que la primera reacción del equipo de gobierno municipal, ese al que elegimos para que vele por nuestra seguridad y nuestro bienestar como ciudadanos, fue asegurar que este problemón nos lo tendremos que comer y respirar sí o sí, para siempre, porque no se puede hacer nada.
Nuestro Excmo. Sr. alcalde ha comentado varias veces que está preocupado porque, si paraliza este proyecto, se enfrenta a posibles demandas de la empresa adjudicataria que podrían costar mucho dinero a las arcas municipales. A lo mejor, el Sr. Alfonso debería preguntarse qué es más importante: si el dinero o la salud de todos los ciudadanos cuya seguridad se va a ver perjudicada con este proyecto. Sr. alcalde, ¿qué precio pone a la salud de las personas que le han puesto donde está? ¿Cuánto vale para usted una vida humana? Pues son muchas las vidas humanas que se ponen en juego aquí: vecinos de pedanías y urbanizaciones cercanas, alumnos de colegios próximos, estudiantes y trabajadores de las 16 facultades del campus de Espinardo... La lista es larga y el coste sube, Sr. alcalde, y para nosotros supera claramente el importe de esa posible demanda que a usted tanto le preocupa.
Queremos recordar, especialmente a quien nos gobierna, que no somos una panda de ignorantes, miedosos ni histéricos alarmistas. Por desgracia, la cero transparencia en la gestión de esta planta nos ha obligado a documentarnos muy bien, y cuanto más nos documentamos, más miedo tenemos y menos entendemos la actitud de nuestro equipo de gobierno. Los riesgos de estas instalaciones: explosiones, incendios, emisiones de gases tóxicos y letales, contaminación de campos y aguas subterráneas, entre otros, son reales y comprobables a poco que se indague. Veamos algunos ejemplos de accidentes que ya han ocurrido:
• Explosión de un digestor (como los de aquí) en Oxford: 4 muertos.
• Accidentes en Filipinas y Alemania: 8 fallecidos por liberación de ácido sulfhídrico letal.
• Explosión de dos digestores en Gottingen (Alemania): 7 millones de litros de residuos tóxicos liberados. Contaminación de campos y reservas de agua de los alrededores.
• Vertido de digestato en Châteaulin [Shatolín] (Francia): más de 180.000 personas de 50 localidades se quedaron sin agua potable.
• Incendios en la planta de Saint-Fergeau [San Fergó], Francia, en Campillos (Málaga) o Llutxent (Valencia)
Podríamos seguir, pero preferimos parar. Señores que nos gobiernan, ¿qué más datos necesitan?
Fue muy triste asistir al pleno extraordinario del pasado 23 de diciembre porque, con la realidad que estamos describiendo, esperábamos mucho más de nuestros representantes municipales. ¿Es que no escucharon nada? Ante los argumentos sanitarios y jurídicos de las tres ponentes que hablaron en representación de asociaciones y vecinos, su única respuesta fue saltar directamente al fango del “y tú más”. Quienes fuimos allí a explicarles cómo afectarán sus decisiones a nuestras vidas presenciamos aquello, atónitos, con auténtica vergüenza. Incluso les facilitamos la base jurídica necesaria para detener este despropósito. Porque pueden hacerlo. Y esto es muy importante. Pueden hacerlo. Y lo saben.
Y os ponemos dos ejemplos:
Irregularidades del proyecto: ¿con qué rigor se realiza una evaluación de impacto ambiental para una planta como esta si no hay normativa ambiental específica para este tipo de proyectos? Resultado: la planta se evalúa como si fuese una empresa libre de riesgos. En tan solo 4 días, el Ayuntamiento emite un informe que, en teoría, debía evaluar ruidos, vertidos, emisiones y, ojo, seguridad, incendios y aspectos sanitarios. Pues bien, este informe dedica una o dos páginas a cada apartado. PERO, cosas de la vida, “seguridad, incendios y aspectos sanitarios” se quedan sin apartado. Y esta es la autorización ambiental que avala todo el proyecto. ¿En serio?
Normativas incumplidas: el reglamento de actividades molestas, insalubres, nocivas y peligrosas exige una distancia de 2 km entre las plantas y los núcleos urbanos. ¡2 km! ¡Tenemos viviendas a 500 metros y un colegio a 700 metros de la planta! Y, para colmo, el Plan General de Ordenación Urbanística prohíbe la instalación de plantas de tratamiento de residuos en el polígono de La Polvorista.
¡Debemos estar muy locos para pedir que cumpla la ley y se ubique esta planta donde debe estar: alejada de núcleos urbanos. Pasado mañana, sabremos si el alcalde revisa o no el proyecto. En este punto estamos. Mientras, las obras siguen avanzando sin descanso, día tras día, porque no se han tomado medidas cautelares de ningún tipo: ni se han paralizado las obras, ni se ha suspendido la licencia de actividad de la planta.
Pero os digo una cosa: vecinos, trabajadores y gente solidaria con este problema, no vamos a parar. Vamos a luchar en las calles, en los tribunales, en el ámbito científico y educativo. Y lo haremos con fuerza y determinación. ¿Y sabéis qué? Vamos a ganar.”
Más información: instagram: nobiogas.molina
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