Debieran ser espacios naturales de protección especial, allí se acumulan las circunstancias necesarias para que así sea. Desafortunadamente, el ser humano ha invadido los espacios en la tierra, como si le pertenecieran. Seguimos creyendo que la tierra es nuestra, el hecho de pagar por su uso, nos da pie a sentar bases inexistentes. No para la Naturaleza.
Por derecho escrito en un papel, nos otorgamos poderes, quien más papeles acumula, debe ser más poderoso; pero no es así, a no ser que seas el dueño de Planeta; quien se puede permitir el lujo de quemar miles de libros. (Todo un ejemplo de lo que es el capitalismo). Pero no es la cantidad de papel, sino la calidad que le otorgan palabras y sellos oficiales, que contengan. Esos membretes que mimbrean el cuerpo y ponen a otros a hacer mimbres, o los desmembran por no ser miembros de la cultura predominante.
Nos vamos quedando sin mimbres, sin ramas, sin árboles, sin aire, sin ramblas. A estas últimas les están cercando las grandes agroempresas, las están minimizando por obtener unos metros más para plantar sus lechugas, sus nitratos, sus negreros negocios esclavistas. Y ustedes, preclaros demócratas les achuchan desde su voto en las urnas; VIVAN LAS CADENAS!!! VIVA ESPAÑA!!!!
Ya no queda sitio para los bichos, ni para las plantas, ni para el ser humano; todo es capital, “money makes the world go around”. Donde van a parar las ramblas? Siendo un símbolo de lo más pobre e innecesario de la tierra que nos pertenece(¿?) “A perro flaco, todo son pulgas”, reza un antiguo refrán castellano. Así las ramblas, arrastran y recogen más pulgas de las que son capaces de soportar, el ser humano es así de inhumano, siquiera porque las puertas de emergencia deberían quedar siempre expeditas, para casos de necesidad, por eso son de “emergencia”.
Trasladando el problema a la anatomía humana, que pasaría si bloqueamos el intestino grueso, aunque sólo sea la porción del recto? Había por ahí un comentario sobre quien era la parte más necesaria de nuestro organismo; se lo disputaban; el cerebro, el estómago, el corazón, los riñones, los pulmones y el ano. Todos se morían de risa de pensar en un competidor como el ano; pero qué pasa al organismo humano si el ano se cierra? Eso mismo es lo que estamos haciendo con las ramblas; bueno, lo hacen quienes depositan en ellas todo lo que les estorba en casa, las macroempresas agrícolas que les ganan terrenos para maximizar su producción y todas las personas que se ríen de la pobre imagen de una rambla. A ver si somos capaces de vivir cerrando todas las ramblas.
Quemar libros es muy de gentes tan cultas como los nazis, negacionistas y sectarios. Impedir que la cultura acumulada a través de los siglos no recale en su auténtica fuente, la propia humanidad, es una canallada que sólo se pueden permitir las grandes fortunas, aliadas de esos perros de bandera en alto y fauces aprestadas a lanzar dentelladas a todo lo que sea divertido, diverso, libre, natural.
Esos trapófilos que tapan con sus banderas tanto odio al ser humano; sólo son capaces de mirar en una dirección, la que les lleva al enriquecimiento propio a costa de lo que sea, de quien sea. Ellos se sienten herederos de la Tierra, elegidos por Dios o por el Capital, (que viene a ser una correspondencia cogida al vuelo) tan etéreos el uno como el otro, tan injustificables, tan injustos.
Vendrán muchas DANAS a darnos en las narices (cada vez más frecuentemente); porque para aquellos que tienen la mente obtusa, la mejor manera de agudizarla es a golpes, la lástima es que en esto la democracia se reparte y los golpes de la naturaleza son ciegos, no distinguiendo a quien es más o menos obtuso; o quien cierra la rambla y quien sufre las consecuencias de la riada. Desde luego, los grandes empresarios no se quedarán expuestos al sufrimiento, estarán bien aposentados en sus majestuosos despachos o formidables mansiones, acaso en una isla paradisíaca y particular, a miles de kilómetros de distancia del lugar al que sacan todo su capital. Probáblemente, tengan una muy buena edición de la Biblia, o del Coran, o de cualquier otro libro sagrado. Pero también los cantos rodados están en mitad de la corriente y tienen el corazón seco, como decía Ghandi de los católicos.
Ser humano, es un título difícil de obtener en los tiempos que corren, no porque se otorgue en altas instancias, sino porque ha sido tan denigrado, que hoy en día se enseña en el seno de grupúsculos que lo ostentan con el orgullo de serlo, en contra de la publicidad mediática y oficial. Ser humano se ha convertido en una rareza en mitad de un sistema que sólo se alimenta de piezas para su perpetua esclavitud, para la destrucción de lo humano. La Tierra seguirá en su órbita, cuando nos hayamos ido, eso si alguna mente preclara del capitalismo no propugna que sea destruida con lo que en ella perviva, antes de abandonarla para surcar el firmamento en un nave extraída de las vidas de millones de seres humanos.
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