¡Quiero un funeral rockero!
¡Será mi última extravagancia... o no!
Cada uno elige (si se para a pensar que es mortal) como quiere que le despidan, cuerpo presente, de este mundo.
Yo quiero que a la entrada de la sala donde esté el ataúd con mis restos, haya un cartel que diga:
"Funeral rockero de María, Susi o como la hayáis conocido"
Que en el lugar donde se coloca el libro de condolencias se ponga una bandeja con tapones para los oídos, para que los dolientes de las otras salas se tapen los oídos.
No quiero negro, quiero color, mucho color.
Sobre mi ataúd quiero que se coloque un reproductor de música con un CD que dejaré preparado, quiero que se ponga y se escuche en toda la sala música de Héroes del Silencio, Doro Pesch, Scorpions, U2, Bon Jovi, Europe, Barón Rojo...
No quiero tristeza (bastante triste ha sido mi vida para que convirtáis mi funeral en otra tristeza más)
Debéis aceptar mi muerte como una liberación, o como leí un lejano día en mi adolescencia:
"La muerte no es el fin de la existencia, sino un período de tránsito entre una forma de vida y otra"
No tengo ni idea de quien lo escribió, era una frase escrita en mi agenda, en la oficina donde era secretaria.
Sobre todo no quiero flores, cuestan demasiado dinero para que a los dos días estén marchitas y putrefactas, ese dinero quiero que lo donéis a mi amiga y ahijada Magdalena Belmonte, que tiene un refugio de gatos con muchos gatos que buscan familia, cada día le vienen más y más gatos, donadles el dinero de las flores que ella le dará buen provecho y ayudaréis a dar vida a esos pobres gatos abandonados, y de paso a ver si adoptáis alguno, no os vais a arrepentir, los gatos en contra de la creencia popular son un amor.
Pues eso, la sala del tanatorio con mis restos tiene que ser algo así como un festival rockero, y yo lo escucharé todo, según nos contó mi amigo Santi García hasta tres días después de nuestra muerte lo escuchamos todo, esto se lo dijo una amiga suya que de esto entiende bastante.
Mientras llega ese día:
"Salud y Rock and roll 🤟 para todos"
María C. Betanzos y su última locura convertida en última voluntad.
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