Hace ya por lo menos casi 15 años fuimos a París con las/os chiquillas/os, un grupo de casi 30 personas, quisimos ir a verte, lloviznaba y eso a Inés le sentó fatal y se cabreó, cogimos un bus y cuando llegamos, ella no aparecía.
Mar Hurtado | 16 abr 2019

Hace ya por lo menos casi 15 años fuimos a París con las/os chiquillas/os, un grupo de casi 30 personas, quisimos ir a verte, lloviznaba y eso a Inés le sentó fatal y se cabreó, cogimos un bus y cuando llegamos, ella no aparecía, entonces tendría unos 5 años, me puse histérica, entraba y salía del autobús que estaba petao de gente, todas/os buscándola muy nerviosas, dije en mi ataque que se quedaran unas/os fuera y nos quedamos varias dentro por si se iba el bus, el conductor que vio esta situación aún no entendiéndonos, no se movió, se quedó inmóvil, desconcertado, yo pensaba… y como explico que mi hija ha desaparecido, si no se el idioma? una angustia inexplicable…
Finalmente apareció escondida en el fondo del bus en un rincón, solo pude abrazarla, aunque hubo quien dijo que si fuera su hija desde luego nada de abrazos, mas bien una buena leche.
Inés solía hacer esas cosas, cuando se enfadaba, se escondía, por eso cuando por fin llegamos a la puerta de Notre Dame preferí que ella y yo nos quedáramos, ya que en esa situación podía ocurrir cualquier cosa, desde buscarse otro escondite o pataleta total, de esas que si se orientara a soprano daba los registros más agudos, aunque trabajando mucho ya que podía traspasarte los tímpanos a kilómetros.
En la puerta había unos setillos, sacamos de comer y enseguida vinieron pajarillos, gorriones creo… comían de su mano, fué un momento mágico.
Mi tristeza por no entrar se desvaneció, junto con su enfado, estuvimos extasiadas.
Aunque por el rabillo del ojo te admiraba…
Me prometí volver y ver París con calma y poder por fin disfrutarte, quizás cuando restañes tus heridas podamos las dos conseguirlo.

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