Mí (tú) gata sueña pájaros y libélulas de colores frente a una ventana cerrada. Sueña las dulces palabras de su mamá humana, sueña sus besos y caricias, mientras negras pesadillas la sobresaltan una y otra vez. Mí (tú) gata, mudo testigo de tu sufrimiento, mudo testigo de tu asesinato, pasa las horas soñándote mientras el horror invade una y otra vez su calma.

María Betanzos | 19 dic 2019

Mí (tú) gata sueña pájaros y libélulas de colores frente a una ventana cerrada.

Sueña las dulces palabras de su mamá humana, sueña sus besos y caricias, mientras negras pesadillas la sobresaltan una y otra vez.

Mí (tú) gata, mudo testigo de tu sufrimiento, mudo testigo de tu asesinato, pasa las horas soñándote mientras el horror invade una y otra vez su calma.

¡Si mí (tú) gata hubiese sido capaz de hablar…! Pero no, no es capaz, y esa incapacidad libró a tu asesino de una condena mayor.

Mí (tú) gata, herida, como yo, en donde más duelen las heridas, pasa los días soñándote a través de una ventana cerrada.

Deja un comentario